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A principios de julio, con todo y que el PRI hubiese sido derrotado arrolladoramente por el PRD en las elecciones de ese mes –que obtuvo 168,800 votos más que él--, Andrés Granier Melo era un candidato al que mucha gente veía como ganador de la gubernatura en las elecciones de octubre próximo y que se comportaba como un triunfador anticipado.
Ese monumental fracaso priista, aun habiendo sido él el coordinador de las campañas de todos los candidatos –hasta de la del propio Roberto Madrazo--, quizás porque supo deslindarse a tiempo al decir "yo no cargo derrotas ajenas", no afecto mayormente su aura de triunfador: siguió siendo el "enemigo a vencer", ya que su candidatura se veía sólida, tersa, creciente, por su popularidad. Hubo quienes lo percibieran "en caballo de hacienda".
Poco le habría afectado que el gobernador Andrade lo enseñara como su candidato en el estadio de béisbol (durante un juego) y en el desfile del 1ro de mayo, o que hubiese sido el coordinador de una campaña perdedora, así como que Gina Trujillo, Floricel Medina, Juan Molina, José Manuel Tellaeche y otros madracistas comenzaran a rodearlo o que personajes controversiales de la política se incorporaran a su equipo , desplazando a los granieristas de toda la vida. Andrés Granier seguiría haciendo lo suyo y avanzaba, habiendo quienes cada vez lo vieran más cerca del triunfo. César Raúl Ojeda, por su parte, solía decirse que "no estaba haciendo campaña".
De mediados de agosto para acá las cosas parecieron comenzar a cambiar. Andrés Manuel López Obrador tomó la decisión de venir a Tabasco a hacer proselitismo directo a favor de César Raúl Ojeda –para lo que programó cerca de veinte días de estancia en el estado, con mítines y difusión de spots por radio y televisión – y el equipo de Andrés Granier como que no supo que hacer y extravió el rumbo de la campaña, a la que dio otra orientación.
Contra el discurso conciliatorio de Granier Melo el vocero del PRI comenzó a denostar a Andrés Manuel López Obrador – y luego, como se dice por aquí, "se siguió de largo" --, hablando además de una candidatura sustituta "de facto" , con el animo de crear confusión, criticando el relanzamiento de la campaña de Ojeda, emprendiéndola con sus asesores y haciendo revuelo con denuncias e impugnaciones por esto y aquello.
Gina Trujillo haría publicar, después de haber dicho ella misma que Granier llevaba "mucho más de veinte puntos" a César Raúl Ojeda, una encuesta –de GEA-ISA--- en la que apenas lo superaba por doce puntos, a lo que Manuel Andrade atajaría afirmando que los resultados "serían muy cerrados". El propio CDE priista se dedicaría a difundir golpes mediáticos en los que perredistas de un municipio o de otro, dirigentes de redes lopezobradoristas, líderes, etcétera, abandonaban el PRD para irse con su candidato, o que Humberto Mayans no apoyaba a su hermano para presidente municipal del Centro.
El propio Manuel Andrade acusaría a AMLO de estar negociando en el altiplano la gubernatura, de confrontar a los tabasqueños y de crear divisiones, así como que Tabasco no podía tener un gobernador peleado con el presidente de la República, amen de un sector de la prensa estatal operando campaña negra contra candidatos opositores.
El equipo de Andrés Granier parece haber perdido el rumbo, porque hoy está haciendo las cosas de manera diferente a como el químico las venía haciendo, con riesgo de convertir a éste, quien se hubiera visto como candidato ganador, en candidato perdedor.
Por Francisco Peralta Burelo
Villahermosa, Tabasco
TABASCO HOY
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