jueves, septiembre 07, 2006

La violencia en México


Solo un ejemplo del crecimiento del Narcotrafico, en este Sexenio, y como estas muertes siguen sin aclararse, para ejemplo esta nota del PROCESO:




Cinco decapitados, en Michoacán y un ejecutado en NL
ricardo ravelo

* Sujetos armados tiran las cabezas en una pista de baile

México, D.F., 6 de septiembre (apro).- Apenas unas horas después de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) emitió el fallo que declaró a Felipe Calderón presidente electo, el narcotráfico volvió a desatar la violencia: en un episodio más de la cruenta guerra que libran los carteles de Sinaloa y Golfo, cinco cabezas rodaron en el estado de Michoacán, en tanto que en Nuevo León fue ejecutado el director de la Agencia Estatal de Investigación, Marcelo Garza y Garza.

Nuevo León, al igual que una veintena de estados más, está bajo disputa de los dos grupos de narcotraficantes que lograron reforzarse y crecer en el sexenio foxista. Salvo contadas excepciones, ambas organizaciones son las que cuentan con mayor presencia –y dominio– en buena parte del país. Los dos grupos son las corporaciones criminales mejor acabadas y las más reforzadas en su estructura y diseño, según los análisis de la Siedo.

Ejecuciones, violencia, decapitaciones, secuestros, “levantotes”, son atribuidos al choque de estos carteles, cuyos hechos de violencia se repiten, en cadena, en cada estado que pretenden dominar. Es, en palabras del subprocurador José Luis Santiago Vasconcelos, “una persecución que no respeta ya ningún espacio del país” y a eso se debe la violencia que azota a la República.

Todos estos hechos, según la Procuraduría General de la República (PGR) son parte de la guerra que, a lo largo del sexenio foxista, han librado las dos organizaciones más poderosas que operan en el país: las que encabezan Joaquín “El Chapo” Guzmán y Ezequiel Cárdenas Guillén, “El Tony”, hermano de Osiel.

Ambos grupos tienen su sede en Sinaloa y Tamaulipas, respectivamente, pero sus amplios tentáculos alcanzan toda la República, aunque las batallas más fragorosas están centradas en Michoacán, Guerrero, Nuevo León y Baja California Norte.

“El Chapo” Guzmán reforzó a su grupo armado, “Los Pelones”, con la incorporación de miembros de los Maras Salvatruchas –cuya filosofía de muerte es ritualista y el culto a la saña llega al grado de decapitar a sus víctimas–, en tanto que el cártel del Golfo afianzó a su escudo, “Los Zetas”, con exmilitares guatemaltecos, conocidos como “Kaibiles”, considerados un grupo no menos sanguinario que sus rivales del cártel de Sinaloa.

Anoche, en el “narcomunicipio” de San Pedro Garza García, fue ejecutado el director de la Agencia Estatal de Investigación, Marcelo Garza y Garza. Su cuerpo fue rociado de balas y, abatido por los impactos, cayó cerca de la iglesia del pueblo: la parroquia de Fátima. Su muerte ocurrió apenas unas horas después de que un grupo de policías bajo su mando encontró un arsenal. Las primeras investigaciones apuntan al grupo del cártel del Golfo.

El funcionario había ofrecido una conferencia de prensa en punto de la cinco de la tarde, en la que anunció la rotación de elementos en todo el estado. Tres horas después fue ejecutado en el municipio de San Pedro, el más próspero del país y en donde habitan empresarios y presuntos narcotraficantes camuflados de boyantes hombres de negocios.

Pero la noche de violencia tendría más sorpresas. Faltaba la escena de medianoche. La función espectacular, la cual se presentó con el estilo melodramático que suele utilizar el narco: la sorpresa. Así llegaron al bar “Luz y Sombras”, de Uruapan, Michoacán, varios sujetos armados, todo un comando. Por su estampa y estilo, parecían militares, recios en su andar, con el rostro duro.

Las primeras informaciones, recabadas de testigos presenciales, señalan que el comando, vestido de negro, llevaba bolsas negras. Irrumpieron con violencia al interior del bar, donde había varias personas bebidas, otros estaban bailando en medio de la noche húmeda: el grupo no respetó la diversión de los asistentes y, sobre la pista de baile, empezaron a rodar cinco cabezas humanas. Eran personas recién degolladas.

Eran cinco cabezas aún sangrantes, con los pedazos de piel frescos, goteando sangre, las que fueron aventadas a la pista, causando horror entre las personas que, a esa hora de la madrugada, se divertían. Los primeros datos de la PGR consultados por Apro en la Siedo señalan que se trata de un ajuste de cuentas y que los presuntos autores son los Maras Salvatrucha, reclutados por “El Chapo” Guzmán.

La PGR indaga, además, si la práctica de cortar cabezas también está siendo utilizada por los Kaibiles, en respuesta a los embates de sus rivales.

“Es posible que algunos miembros de los Kaibiles también estén haciendo lo mismo. Tenemos que indagar qué pasó en Uruapan”, dijo una fuente consultada por esta agencia, la cual solicitó el anonimato.

Michoacán es el territorio que ahora encabeza el primer lugar en violencia en el país. A principios de año, Guerrero fue el centro de las batallas entre los carteles del Golfo y de Sinaloa. También rodaron cabezas, pero la mayoría de los decapitados –cerca de 25 en lo que va del año– se han realizado en el estado gobernado por Lázaro Cárdenas Batel.

Dicha entidad, con amplias conexiones hacia el Pacífico, es tierra en disputa. Primero fue el cártel de los hermanos Valencia Cornelio el que dominaba el estado. Ahora, ese grupo está mermado, pero no exterminado. Luego, el cártel del Golfo posicionó a su principal socio, Carlos Rosales –exoperador de los hermanos Valencia– y, tras ser aprehendido, Los Zetas terminaron invadiendo la entidad, a tal grado, que la PGR cuenta con datos y evidencias que ese grupo armado cuenta con campos de entrenamiento en ranchos de las costas michoacanas.

Pero en la búsqueda de mayores controles en el país, el cártel de Sinaloa también ha incursionado en Michoacán, y a eso obedece –según la PGR– el recrudecimiento de la violencia, que ya ha cobrado cerca de 400 ejecuciones entre 2005 y lo que va de 2006, según datos de la Procuraduría de esa entidad.

Para aclarar el caso de los decapitados, la Procuraduría de Michoacán solicitó apoyo a la Siedo para ahondar en la indagatoria. Las sospechas de las autoridades michoacanas se inclinan por una hipótesis: que el ajuste de cuentas fue la causa de la muerte de las personas degolladas. Los datos de la dependencia arrojan que, en lo que va del año, suman 330 ejecuciones. La PGJ se declaró prácticamente incompetente no sólo para investigar los hechos, sino para frenar la ola de violencia que azota al estado.

Los casos, sin embargo, siguen impunes y la mayoría de esas ejecuciones sigue en manos de la procuraduría estatal, pues la PGR no ha atraído ninguno de esos casos. La razón: falta de capacidad para investigar, según ha aceptado el propio procurador General de la República, Daniel Cabeza de Vaca.

Aunque el propio Cabeza de Vaca dice que Los Zetas son un grupo mermado, lo cierto es que se han reforzado hasta convertirse en la amenaza más poderosa en la actualidad: sus alcances llegan hasta Baja California. Pero el mismo poder exterminador parecen tener “Los Pelones”, a quienes se les atribuyen las ejecuciones y las decapitaciones ocurridas en Nuevo León, Guerrero y Tijuana, Baja California.

Fuente: http://www.proceso.com.mx

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